lunes, 14 de noviembre de 2016

Cuando un amigo se va


A lo largo de nuestra vida, vamos a encontrar  mucha gente, con algunas  solo cruzaremos palabras una que otra vez, con otras formaremos lazos afectivos efímeros, otros serán lazos duraderos que se irán fortaleciendo a través de los años, pero independientemente de la duración de esos encuentros siempre daremos y recibiremos lecciones importantes para el resto de nuestras vidas.

 A veces nuestro tiempo en la vida de la gente termina y no estamos preparados para esa partida, ya sea porque esa persona  no nos quiere más, o porque  considera que ya no  debemos formar parte de su vida, peor  aún si esa persona parte de este plano físico, en todos los casos la partida de un amigo reporta un vacío para la parte que no deseaba esa ruptura,  o no esperaba la perdida.

Hoy recuerdo un amigo especial,  más que un amigo un padre, que sin esperarlo partió de este plano físico,  cuando lo conocí no esperaba que depositara tantas cosas en mí, siempre buena semilla, aprendí tantas cosas que han mejorado mi vida en casi todos los sentidos, aprendí a vivir en todo tiempo, aprendí a cantar tanto en abundancia como en escasez,  aprendí a adorar  cuando la tristeza llegaba y cuando había alegría también, aprendí que hay un kairós y un cronos en nuestra vida establecidos por Dios, impostergables cuando han de cumplirse, aprendí a ir a la fuente, al borde del manto, aprendí que hay algo más que mi carne, ahhh! y si digo cuanto aprendí, no terminaría en muchos días.

Y no aprendí por sus palabras, aprendí con su ejemplo cuando las cosas iban mal él danzaba como David, sin importarle calor, frío, el solo danzaba y a veces no entendía hasta que aprendí que eso es posible solo cuando dependes del altísimo.

En un momento nos separamos y yo desde lejos lo bendecía con todo el amor de Dios para su vida, pero siempre con la posibilidad de verlo hasta que esa posibilidad terminó y  ayer  mientras velaban su cuerpo contemplaba tantas caras que al igual que yo experimentaron un cambio extraordinario a través de ese hombre tan especial.

Hoy he cantado y voy a seguir cantando, como suelo hacer hasta lograr establecer en mi corazón el gozo genuino, que viene de esa fuente que él me enseño.


Cuando un hombre deja un legado su muerte es solo física, pues permanece inmortal en la vida de quienes lo amamos. Hasta luego Eduard Suero Ramírez.

//Cuando el Señor hiciere volver la cautividad 
seremos como los que sueñan// 

//Mi boca llenará de risa, mis labios de alabanza, 
Entonces dirán las naciones: 
Grandes cosas ha hecho el Señor// 

//Me gozaré, me gozaré, me gozaré, 
me gozaré en Jehová. (¡Gózate!) 
Pues ha llevado todo dolor, me ha hecho libre// 

//Así como David cantaba, así como David danzaba, 
así como David fluía en su presencia//

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