Mientras miraba la película “Yo antes de tí”, imaginaba el final de novelas acostumbrado, en
el que el amor tomaba protagonismo y se tomaba la decisión del felices para
siempre, pero también pensaba en un final realista que se basara en la situación
individual de cada uno y así fue, el siguió con su idea de terminar con su vida
porque consideraba que no estaba viviendo con calidad y que sin importar si
ella lo amaba o no, eso no le devolvería la vida activa, llena de aventuras y alegrías
que tenía antes de aquel accidente que le quitó la movilidad de sus
extremidades, el amor no era suficiente, no importa cuánto ella lo amara, eso
no reemplazaría lo que para él era felicidad.
Y es que para mí la felicidad, no es más que
sentir satisfacción, plenitud, agradecimiento, con las cosas que hacemos, somos
o tenemos en este camino llamado vida.
El gran fallo desde mi punto de vista proviene de poner en otras manos ese bienestar
que solo podemos asegurar nosotros mismos, cuando nos olvidamos de generarlo y
lo depósitamos en las demandas y exigencias de alguien más, solemos olvidar que
podemos generar las condiciones para ser felices.
Debemos revisar nuestras expectativas,
elevadas, locas, novelescas y a veces
hasta irreales. Hay cosas que recibimos
sí y solo sí la otra persona tiene el deseo de dárnoslas y eso
no es malo porque la vida es un regalo y
cada quien elige a quien darse y a quien no, no podemos exigir amor,
atención, compañía, ni pretender que
otra persona se comporte con nosotros de acuerdo a lo que esperamos.
Recordemos que dar y recibir es lo ideal, pero dar y ESPERAR recibir lo
mismo que das es una pérdida de tiempo y energía, el universo es infinito siempre habrán
personas que te elijan para amarte, atenderte, mimarte, soportarte y lo harán sin que lo esperes o lo exijas.
Mientras tanto, tomemos el protagonismo de
nuestra vida, hagámonos responsables de nuestra felicidad, quitemos de los demás esa carga tan pesada.
Dios es bueno y la vida es bella!
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